miércoles, 12 de octubre de 2016

AUTOBIOGRAFÍA - Pero no mía. 



(fotografía: Á. S.) 

Sin exaltación de ningún tipo, hoy, 12 de octubre, vivo la tranquilidad de un día sin escuela, sin recreos ruidosos ni precipitados desayunos. Para colmo llueve, y la lluvia sí que es patria del otoño y de los cielos plomizos. Da gusto ver las aceras limpias y mojadas. El barrio tiene un silencio de siesta y solo algún coche que pasa, cuyo ruido se escucha lejano, interrumpe la paz de un miércoles anómalo. Anoto en mi biografía el día de hoy y otras anomalías históricas. Pienso en las patrias de los patriotas y busco mi pasaporte apresuradamente; me tranquiliza saber que lo tengo en un cajón, con la vigencia oportuna. Respiro hondo.

Cada cual tiene una patria en la que verse reflejado: mi patria son los médicos, un buen hospital, profesores, escuelas, funcionarios eficaces, políticos honestos. Mi patria no excluye ni defrauda impuestos, ni se lleva lo trincado a Suiza (benditos patriotas), sino salarios dignos, buena educación.  Mi patria es justicia, sin solemnidades ni paradas militares, si acaso algún himno sin demasiado estruendo; patria en forma de libros, amigos, palabras prestadas; mi patria es Machado, Cernuda, Hernández; no olvido a Cervantes, ni a Espronceda. Mi patria, digo, y digo bien, es levantar cada mañana una esperanza adormilada, el territorio de lo que nos queda por saber y compartir. Mi patria no tiene verjas, ni devoluciones en caliente, y sus fronteras tienden al infinito, como el resultado de algunos problemas matemáticos. Quiero que esta patria sea conciencia, emoción, superación y vocación.

Vuelvo a mirar mi pasaporte, y dudo. "España", puede leerse en su cubierta. Y lamento el rosario de sinónimos, que podrían haberse impreso en ese documento: picaresca, corrupción, robo, hurto, holgazanería, vocerío futbolístico, ignorancia, violencia, homofobia, catolicismo, telebasura, desprecio a la ciencia y el conocimiento, envidia, cainismo, machismo, Semana Santa, vino barato, chapuza, incivismo, vulgaridad, pobreza, incultura.

Habrá quien tenga demasiadas cosas que celebrar un día como hoy, y más bien nada al día siguiente. Porque si como dicen los calendarios oficiales hoy es día de la hispanidad, no sabemos muy bien qué será de nosotros mañana: "el vano ayer engendrará un mañana vacío", dijo el poeta. Y acertó, porque ese lugar vacío no deja de ser hoy, con sus festejos, himnos y banderas. Y todavía veremos a los exaltados de lo hueco celebrar inmisericordes la estafa de su patria inferior y acomplejada con la pomposidad cómica de las caricaturas. Cada cual tiene una patria en la que verse reflejado, y hay patrias de barro y patrias tan aceitosas como un churro, o sea, como la que dicen que es nuestra, pero no mía.  

1 comentario:

Prudencio Salces dijo...

A veces piensa uno que la patria puede ser los padres o los hijos. Y así como fueran o como nos salgan, hay que quererlos. De modo que, sin ser patriota, uno quiere a España como lo que es, con todas sus miserias. Como la quisieron, por ejemplo, Larra o Pérez Galdós.