viernes, 16 de noviembre de 2018

AUTOBIOGRAFÍA - El cuarto sueño cumplido


Han pasado diez años desde que publiqué mi primera novela, El retrato de Sophie Hoffman. Diez años en los que se han ido cumpliendo algunos sueños, como este que está en ciernes, mi cuarto libro, Crónica del último invierno. La escritura me la tomo con la calma con que se saborea un trofeo, por mínimo que sea. Es la única forma posible de defenderse de la losa de lo cotidiano. Diez años, de los cuales, he empleado tres en documentar, redactar y revisar este libro. Podría decirse que un tercio casi de mi escasa "vida literaria" la he empleado en construir esta historia, pero el libro es deudor de mis 41 años, de todos y cada uno de ellos. La realidad en esta novela, ese imposible, se convierte en la memoria de lo vivido y de lo que otros me narraron. Debe más a esta Autobiografía que mis otras novelas, pura imaginación entremezclada con la historia. Supe que no podía escribir si no era revistiendo de ficción, y en muchos momentos, con altibajos incluso en el ánimo y en la salud, pensé que esta iba a ser la novela que nunca iba a terminar de escribir, la novela que no escribiré para que la ficción no emborrone lo auténtico que hay en ella. 

El resultado ha sido una crónica de lo vivido, pero también una crónica de lo imaginado. Tres voces para decir lo mismo, tres maneras de sentir la palabra: desde la poesía, desde la narración policiaca y desde el lenguaje del periodismo. Así se construyen los contradiscursos, los discursos que se obstinan en llevar la contraria a las burdas verdades oficiales, que una ciudadanía cada vez más pacata cree con devoción religiosa. Y aquí es donde comienza la Transición, falseada hasta en su propio sustantivo sin sustancia. No todas las editoriales hubieran estado dispuestas como Bohodón Ediciones a jugársela apostando por el contradiscurso de lo correcto, de lo institucional; pocos editores pueden decir que son tan valientes de publicar más de cuatrocientas páginas dedicadas a desmontar las rudimentarias trampas de la corrupción, la manipulación histórica, para rescatar a los náufragos de los grandes acontecimientos históricos, que son también los que naufragan en nuestro Estrecho fronterizo del primer mundo.  

No es una novela complaciente, no es benévola con nadie, no es un libro que contemple indolente las trampas del pasado. No es un libro gratuito, ni obcecado tampoco en la equidistancia, ni en el conversacionalismo televisivo, ni es una narración revestida de falsa novela social. Es un pedazo de vida y de memoria, un pedazo de autobiografía y de historia reciente. Y solo así, adueñándonos de lo que solo nos pertenece (la palabra y el recuerdo) es como pueden desmontarse sin miedos las sólidas mentiras del presente.